El Papa Francisco
nos dio como intención para el mes de octubre que anunciemos la Palabra del
Señor.
Con esta misión me
gustaría mostrar como mis dos hijas discapacitadas me han enseñado a apreciar
la vida de una manera más amplia. El nacimiento de Palita y su diagnóstico de
Síndrome de Down me llevaron a padecer un duelo que sacudió toda mi existencia.
Me tomó por sorpresa porque yo creía que no le temía al síndrome de Down. Ya
sabía de qué se trataba gracias a mi hermana menor, la tenía totalmente
aceptada sin ningún problema.
Pero la realidad de
ser una madre en vez de ser una hermana es muy diferente en su rol. El proceso
fue más intenso porque puso al descubierto y me llevó a admitir todo el
esfuerzo y el descontento que la deficiencia de Tessie me estaba provocando.
A medida que fue
transcurriendo el tiempo, mi mirada se fue transformando de una delatora, que
denunciaba la diferencia o la discapacidad, a una que sabe apreciar el valor
del desafío y el crecimiento que trae de la mano, por esto no me puedo quedar
callada.
Hay una gran verdad
que se desenmascara y tiene que ser proclamada.
El amor es más
fuerte que cualquier adversidad o discapacidad, la diversidad nos hace
especiales, nos ayuda a unirnos y nos enriquece.
Antes de inventar
cualquier cuento, tengo que contar el mío y mostrar el misterio que se me ha
revelado.
Prefacio
Pido perdón a todos
mis buenos amigos y familiares que he expuesto y quedan vulnerables a lo que
escribo en estas palabras. En el proceso de descubrir mis propias miserias y mostrarlas a la luz
me doy cuenta que los he expuesto a ustedes también. Tratando de desinhibirme
los he dejado desnudos al público. Espero que el sacrificio valga la pena,
porque este público son todos nuestros hermanos, cazadores de tesoros divinos,
que tratan de aprender a amarse mutuamente como nosotros. Que la Misericordia
Divina nos redima del dolor de mirar directamente a nuestras limitaciones y la
Divina Providencia nos aloje en el Reino de Amor en ese lugar cercano a sus
hijos predilectos, los más pequeños, los discapacitados.
Me doy cuenta
también que ser tan optimista es no querer ver mi parte oscura. El problema es
que aplico esta tendencia solamente a mis propias sombras y tengo la tendencia
de ver y mostrar las sombras de los demás. He llegado a la conclusión que
estamos hechos con un set de habilidades y deficiencias. Esta composición es
importante porque necesitamos las habilidades para avanzar y las flaquezas para
mantenernos conectados y pedir ayuda. Es en nuestras debilidades que Dios puede
terminar su creación y proveer para nosotros, mucha veces a través de nuestros
hermanos. Son las situaciones más extremas las que nos llevan al abandono.
Cuando ya nosotros no podemos seguir adelante porque las condiciones superan
nuestra fuerzas, que logramos abandonarnos realmente a las manos de Dios y
dejar atrás todas nuestras preocupaciones.
Por esta razón les
ofrecí a mis amigos y a mi familia que colaboraron en estas páginas, contando
como Dios se ha revelado a ellos. Para que todos podamos experimentar el eco
del amor, dirigido a los más pequeños y que impacta a todos los demás a su
alrededor.
Reconozco que en el
proceso de revelar mi historia personal y al ver como Dios me ha tocado y me ha
llevado con tanto cuidado se ha incrementado mi fe en El. He participado de la
misa con un corazón ansioso, hambriento de su Palabra y su alimento. Me ha
sorprendido al ver como me hablaba a través de mis vecinos. En cada capítulo he
elegido la frase que me ofreció mientras escribía. No son fruto de mi
investigación, son regalos del cielo que alumbraron mis días. Mientras me
preguntaba si debería estar en oración me di cuenta que me he pasado todo este
tiempo en plan de descubrirlo, en frecuente conversación con mi Maestro. ¡Gracias
Señor por ser tan bueno conmigo! ¡Con todos nosotros! ¡Gracias por ayudarme a
compartir tus revelaciones!
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